jueves, 19 de junio de 2008

Glastonbury


Tras un día lluvioso, Hoy ha vuelto a salir el sol.
Este año, al menos de momento, no podemos quejarnos. El verano se ha afincado en la isla y disfrutamos de un tiempo perfecto… hasta que lleguen los nubarrones, creo que se esperan para mañana.
La culpa de este cambio de tiempo, el festival de Glastonbury, que se inicia dentro de pocas horas.
Es una de esas tradiciones británicas. Todos los años ocurre lo mismo. Comienza Glastonbury y el tiempo cambia, para peor.
Creo que no ha habido edición del mismo sin su buena dosis de lluvia y barro.
No voy a entrar a hablar de ese festival al que nunca he acudido. No me apetece. Prefiero quedarme en casa, lejos de tal villa mientras se produce el evento. Quizás es que me estoy haciendo viejo.
Me gusta ir a Glastonbury pero sin festival, es decir, la legendaria la isla de Avalon, corte que fuera del Rey Arturo, su esposa Ginebra y los caballeros de la tabla redonda.
Glastombury, la villa Mágica, esotérica, alternativa, hippie. Glastonbury de los druidas, las brujas, los paganos y el propio Cristo, de quien se afirma visito la villa siendo niño de la mano de su tío, un mercader.
Lugar donde leyenda y realidad se unen sin que sea posible adivinar donde termina la una y comienza la otra, con sus espacios secretos, ocultos, misteriosos. Con sus puertas del infierno, sus fuentes de energía y su pozo del cáliz que aun no he visitado.





Siempre que me siento mal intento ir a Glastonbury, y nunca falla. A los pocos minutos de llegar a la villa me siento rejuvenecido, con las baterías recargadas, listo para seguir adelante, y al mismo tiempo lleno de paz interior.
Ese es el Glastonbury que me gusta y no el del concierto masificado donde casas discográficas, artistas de pacotilla y estrellas en declive dan la puntilla a la música, prostituyéndola en pos de sus propios beneficios materiales. ¡Que no cuenten conmigo!
Ahora lo entiendo. El cambio en la climatología coincidiendo con el festival es la reacción de los dioses por la invasión del capital en su recinto sagrado. Ahora lo entiendo todo.
Un saludo

3 comentarios:

PILAR dijo...

Me temo, que te estás (me estoy, nos estamos) haciendo "viejo". Pero sin embargo vivos, yo me siento más viva que nunca e intento disfrutar de los lugares cuando están tranquilos y sin gente y mogollón.
Aquí ha salido ya el sol, y hoy ha hecho un día espléndido. La ciudad se empieza a preparar para sus fiestas. ¡no me apetecen!!!
Si puedo huiré.
Saludos, hoy el termómetro de la plaza del Cid marcaba 27 grados.

Exiliado dijo...

Correccion de ultima hora: He metido la pata hasta las mismisimas ancas.
Esta entrada debiera de haber sido creada la proxima semana.
Las vacas, los corderos, los brujos y los hippies de Glastonbury puden disfrutar de unos cuantos dias mas de paz y bucolica tranquilidad.
El maldito festival no comienza hasta la semana que viene.
Aun asi, como no creo que en una semana rejuvenezca tanto como para volverme idiota, seguire sin ir. Casi como que prefiero los San Pedros, aunque solo sea por la comida.
Saludos y disculpas a todos/as

Merche Pallarés dijo...

Pues igual Glastonbury es un lugar mágico y esotérico como la cala de "Atlantis" en frente de nuestra roca mágica "Es Vedrá", (tambien conocida como la catedral del Mediterráneo), que en la época de los hippies era un lugar sagrado, de peregrinación... aunque los lugareños siempre han llamado a esa cala "Sa Pedrera" (está llena de piedras) pero, en fin, la imaginación y las ganas de que exista algo sobrenatural, hacen milagros de algunos lugares... Besotes, M.