lunes, 10 de noviembre de 2008

Sonrisas de hiena

Seguro que sonreirán. De eso no tengo la menor duda. Mostraran sus dientes blancos blanquísimos, la sonrisa protocolaria del tipo Profidén en una foto de familia (mal avenida) que pasara a la historia. A la historia del cinismo, que quede claro.
Unos sonreirán porque sus objetivos serán respaldados. Otros por el mero hecho de haber logrado colarse en el guateque a pesar de no haber sido invitados. Todos lo harán con los estómagos llenos, como mandan los cánones.
Y el resto del planeta tendrá que tragarse el orgullo y aceptar lo que esta cayendo sin inmutarse, sin hacer mucho ruido, que para eso los estados se reservan el derecho al uso, en exclusiva y legal, de la violencia. Así son las cosas.
Me pregunto si en este tipo de reuniones se permiten chistes de mal gusto, es decir, relativos al desempleo, a la falta de recursos, al hambre en el mundo. No me extrañaría en absoluto, que eso de contar chistes es tan humano como el comer o hacer aguas menores (o mayores). Sarkozy, por poner un ejemplo, tiene cara de chiste, y no digamos nada Bush. Por todo el mundo es conocida su capacidad de meter la pata en el momento más inoportuno.
-No creo que Pepe Luís Rodríguez valla a contar ningún chiste.
-Es que no puede. Es más soso que la calabaza. Además tendrá que sentarse en la silla y a chitón, no sea lo pongan de patitas en la calle.
Yo creo que Zapatero debiera de llevarse a Rajoy al evento. Total, pueden compartir la silla, o uno puede sentarse en el regazo del otro. ¡Menuda imagen de unidad bipartisana!
Rajoy, que también tiene cara de chiste, podría soltar alguna parida como esa del primo de zumosol, y hacer reír al respetable, que lo tomara como un chiste más. Al contrario que con Pepe Luís, que cada vez que abre la boca, la gente se acaba riendo, sin duda, pero de el. Aparte del hecho de que cada vez que habla, sube el pan.
La idea original de este encuentro, según nos dijeron, era “re-diseñar” el capitalismo. Eso era antes. Ahora ya no se trata de re-diseñar sino de regularlo, o sea de inventarse una serie de leyes internacionales que eviten el que nos volvamos a encontrar en la situación que nos encontramos ahora mismo. Al final no harán nada. Tratar de regular la economía global, basada en el libre mercado, es como ponerle puertas al campo. Imposible.
Pero los mandatarios internacionales sonreirán, que para eso estarán bien comidos y servidos. Y… ¡que bien se sonríe con la barriga llena…!
Mientras tanto, el llanto eterno de quienes no tienen que llevarse a la boca seguirá resonando por todos los rincones del planeta. Esta es la triste realidad.
Se, me consta, así he sido educado, que no es bueno desearle el mal a nadie.
Pero hoy no me puedo reprimir y cuando pienso en esas falsas sonrisas, autenticas sonrisas de Hiena…
¡Ojala se empachen o les entre una terrible cagalera!
Un saludo

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