martes, 25 de noviembre de 2008

Gamberros descerebrados

Habiendo sido criado a unos centenares de metros de la catedral, siento un cariño muy especial por la zona vieja de Burgos. Las Llanas, la Plaza Mayor, La Flora, Laín Calvo, San Gil, y naturalmente Fernán González.
La calle de Fernán González, cargada de vestigios históricos y como no, de garitos inolvidables donde servidor le hizo los honores a Baco en mas de una ocasión, aunque me temo que de los templos tabernicolas de mis tiempos ya no queden muchos.
Por eso, cuando leí en el periódico de ayer las noticias sobre la “sequía” provocada, no pude evitar el recordar mis tiempos de mocedad.
¡Que tiempos aquellos! Y sobre todo, ¡que diferencia con los tiempos actuales! Entonces acabábamos jumaos, cuando tocaba, pero a pesar de ello no nos dedicábamos a destrozar la ciudad o su mobiliario urbano.
Yo al menos no.
Y conste que no sólo era por aquello de la represión y las fuerzas del orden, que uno fue joven en la época post-dictatorial, sino porque servidor, como creo que la mayoría de mis coetáneos, fui educado en una cultura de respeto, aparte del hecho que si por alguna razón mis padres hubieran sido informados de algún tipo de desmán por mi parte, el cielo se me hubiera caído encima, y no digo que me hubiesen caneado.
Pero a muchos de los padres de hoy en día lo que hagan sus retoños les trae al pairo. Mas aun, si por un casual sus cachorros la lían, encima les dan la razón, o casi.
Conste que eso no es único de la Celtiberia.
De hecho creo que en Celtiberia se están imitando ciertas costumbres anglosajonas instaladas en la rubia Albión desde hace ya mucho tiempo.
Aquí, los padres pintan menos que Maximino en Haro, y les aseguro que no exagero.
Por poner un ejemplo, sin ir mas lejos ayer mi esposa tuvo la posibilidad de contemplar como se desarrollaron varias clases en una escuela publica del reino unido. Cuando le pregunte por la experiencia su primera respuesta fue el hecho de que nunca había visto unas lecciones con tanta falta de disciplina. Según ella, los profesores de turno se limitaron a explicar su lección mientras los alumnos lo pasaban bomba haciendo lo que les daba la gana. Algo así como si el enseñante pasara olímpicamente o se encontrara en un planeta diferente.
No es de extrañar. Cualquier profesor británico sabe que en la mayoría de las ocasiones recriminar a los estudiantes es perder el tiempo o exponerse a una agresión.
También saben que expulsar a los revoltosos es darles el premio que están esperando, pues precisamente quieren dejar de estudiar. ¿Y de hablar con los padres? Pues no. Los padres, en el mejor de los casos darán la razón a los muchachos, en el peor, partirán la cara a quien “ose hablar mal de sus retoños”
Así son las cosas por estas tierras, y mucho me temo que eso esta comenzando a pasar en la Celtiberia mesetaria burgense, y de ahí que los residentes de Fernán González acabaran sin agua el pasado domingo, por obra y gracia de esos gamberros descerebrados
Un saludo

4 comentarios:

Merche Pallarés dijo...

Mi hija que vive en Londres es profesora-psicóloga y ha trabajado como maestra suplente en varios colegios y no precisamente de los barrios "pijos" sino de los más decadentes pero, no sé cómo lo hace pero se mete en el bolsillo a los más revoltosos y rebeldes. De hecho en algunos de estos colegios han querido que se quede fija pero ella ha decidido dedicarse a la producción y acaba de hacer un periodo de pruebas para la BBC. Por algo será... Besotes, M.

Paulo e Helena dijo...

Me gusta tu blog. Es una agradable sorpresa.
Saludos

Exiliado dijo...

Merche, me acabas de poner los dientes largos con lo de tu hija. mas de 13 años de experiencia profesional ante el microfono con una voz admirada por el publico, y ya ves, la BBC no me ha permitido ni hacer una prueva. Me alegro por tu hija.
Paulo e Helena. moito obrigado. Espero verles de nuevo por aqui.

saludos

Merche Pallarés dijo...

Exi, ella no está como locutora, está en la parte de producción que es lo que le gusta. Ayer me llamó toda contenta porque la BBC le habia cogido por una semana ¡pagándola! (el periodo de pruebas era gratis). Querido, nunca es tarde para probar de nuevo, lo de la BBC quiero decir. Igual ahora tienes más suerte. Besotes, M.