lunes, 13 de octubre de 2008

Medidas

Bueno pues ya está. Los banqueros, que no el resto de los humanos, pueden dormir tranquilos. No se van a garete, les vamos a ayudar todos, es decir los contribuyentes.
Los cabritos se han hecho de oro. Ahora les premiamos por ello, les pagamos por sus errores, les sacamos las castañas del fuego.
No hay derecho.
Y que no vengan con monsergas sobre la globalización de la economía. Creo que seria mas justo hablar de la globalización de la sinvergonzonería, que practicas de dudosa moralidad ha habido en todas partes y por eso el personal esta como esta.
Yo, la verdad, no lo comprendo. Cualquier otro negocio en la misma situación hubiera desaparecido, o estaría a punto de hacerlo. Sin embargo, la banca es la banca y hay que ayudarlos aunque a todos nos cueste un riñón, y la mitad del otro.
No ha mucho lo dije. Para mí que debieran de dejar que el sistema se valla al carajo para posteriormente resurgir de sus cenizas.
Lo contrario, es decir lo que los políticos han decidido hacer, es pan para hoy y hambre para mañana. Después de que nuestros gobernantes hayan decidido sacarles las castañas del fuego, ¿Quién nos asegura que los banqueros no volverán a las andadas?
Si, ya se, habrá nuevas regulaciones para evitar las practicas “irregulares”… Y Uds. que se lo crean. Servidor, por desgracia, ha dejado de creer en los reyes magos hace muchos años. Un saludo

3 comentarios:

vuelo605 dijo...

¿Nos seguirán cobrando comisones por hacer transferencias, por tener tarjetas, por sacar dinero en otro cajero...?
En los tiempos de bonanza económica la banca se enriquece, y en época de crisis los protegemos ante la posible caída de sus beneficios.

Exiliado dijo...

Asi es, y mientras la gente se sigue muriendo de hambre... porque no hay dinero para paliar los problemas de la hambruna en continentes como Africa

Merche Pallarés dijo...

Ay, cuánta sinrazón e hipocresía existe en este mundo globalizado... Exiliado, como no hagamos una revolución (la verdad es que no sé cómo) LOS CIUDADANOS, no sé dónde vamos a ir a parar... Lo que sé es que tenemos que hacer ALGO. Besotes, M.